
Benedicto XVI no es el santo de muchas devociones en el mundo católico y eso ha sido evidente desde el inicio de su pontificado. Son muchas las veces que he escuchado acerca del “Papa Nazi” y otras cosas por el estilo, e indudablemente gobierna bajo la sombra de uno de los papas más populares (si no es que el más popular) del último siglo: Juan Pablo II, así que el Papa Ratzinger no las tiene todas consigo y son muchos los que se dedican a “cazar” (y quienes difundimos) este tipo de cosas.
Y el Papa, una vez más, ha tenido mala suerte. Ahora, el cuello de la camisa del hombre que tiene detrás le dibuja unos cuernos impecables.
Como malogrado católico e infructuoso aspirante a ateo, la fotografía me da una risa enfermiza. A quienes no les parezca graciosa, nuevamente mis disculpas. Siempre he pensado que las creencias de una persona son sagradas, pero sean benevolentes con esta pequeña broma.
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